¿Alguna vez has sentido que una bebida puede contarte más historias de las que puedes imaginar? En San Agustín de las Juntas, un pueblito que se siente como un abrazo cálido de tradición y sabor, cada sorbo es un pasaporte a la cultura oaxaqueña. Si crees que el agua sabe igual en todas partes, ven conmigo y déjame llevarte de la mano hacia un viaje sensorial que, te aseguro, hará que tu paladar se mueva como un cangrejo en la playa.
El mezcal: el alma del pueblo
Hablemos del rey de las bebidas: el mezcal. No, no es solo una bebida; es la razón por la que algunos amigos todavía me preguntan si estoy lista para “hacer la fiesta”. Al tomar un buen mezcal, es como si te invitaran a escuchar el latido de la tierra. Su sabor ahumado puede ser un bandido con etiqueta de lujo, pero nada como un buen sorbo de mezcal directo de una paloma, para sentirte como un auténtico aventurero.
La variedad de mezcales en San Agustín es un reflejo de su gente: diversa, llena de matices y complejidades. Algunos son suaves y amables, otros, te lo aseguro, te pondrán a bailar si no eres cuidadoso. Mi experiencia más épica fue probar un mezcal con un ligero toque de naranja, mientras el sol caía a plomo. “¡Que la vida es corta!”, dijo un amigo mientras nos reíamos y brindábamos. Y, efectivamente, el mezcal añadía un matiz de magia a la conversación.
La tlayuda y su acompañamiento perfect
Ahora, si hablamos de maridar, no podemos dejar de lado a la tlayuda. Te prometo que no hay nada más satisfactorio que un pedazo de tlayuda crujiente, cubierto con una generosa capa de frijoles negros, quesillo derritiéndose y un chorrito de salsa hecha en casa. ¡Ay! Esa combinación es un sueño que acompaña al mezcal como el cariño acompaña a un chamán a su ceremonia.
Recuerdo la primera vez que probé una tlayuda mientras acompañaba a una amiga del alma a una feria local. Cada mordisco era un suspiro, un grito de felicidad, sencillamente porque sabíamos que estábamos saboreando la esencia de Oaxaca. Y, ¿quién puede resistirse a la idea de mojarla en un buen consomé de pollo o un caldosito que te acaricie el alma? ¡Es un abrazo en forma de comida!
Café de olla: el ritual de la mañana
Voy a ser franca contigo: si no has probado el café de olla, ¿realmente has vivido? Este ritual matutino hace que el café de cualquiera parece agua de charco. Preparar café de olla es casi como hacer un hechizo, añadiendo canela y piloncillo, herviendo todo hasta que la mezcla correteé en el fogón. Ese aroma que llena la casa al despertar es suficiente para convertir a cualquier habitante de un pueblito en poeta por un instante.
Puedo recordar un amanecer en el que apenas salía el sol, tomando un café de olla en la pequeña plaza del pueblo. El calor de la tierra de Oaxaca me abrazaba mientras escuchaba el inconfundible chisme mañanero de los lugareños. ¡Era vida! El café sabe mejor cuando viene acompañado de amistas y risas, ¿no crees? Esa es la magia. ¿Quién necesita Starbucks cuando puedes tener tu café de olla en una esquina del pueblo?
La champurrada: el dulce momento
Si el mezcal es el alma del pueblo, la champurrada es su corazón endulzado. Estas galletas grandes y crujientes son el complemento ideal para comenzar la tarde, sirviendo un té de hierbas o simplemente como un capricho al final del día. La textura es como un suave abrazo entre tus manos, mientras que su sabor refleja la dulzura de los pequeños momentos.
Mi momento memorable fue cuando decidí compartir champurradas con unos amigos sentados en la plaza. Cada mordisco era un relajo, un quebranto a las ansias de la rutina. Un amigo dijo que eran como “el amor a primera vista” y, francamente, tenía toda la razón. Esas champurradas revelan que las cosas sencillas son las que alimentan realmente el alma.
Remedios líquidos para el alma
Si creías que todas las bebidas de San Agustín eran fuertes, permíteme sorprenderte. Existen varios elixires, como el té de hierbas que es realizado con mezcal, frutas y plantas medicinales. No hay nada como ese brebaje al final de un día cansado, con un toque de miel que solo un abuelito puede proporcionar. Es un alivio, un abrazo a tu sistema nervioso que le dice: “todo está bien”.
Una vez, al salir del mercado, me encontré con una señora que vendía unos tés herbales. Me ofreció uno que prometía aliviar todas las penas, y después de un largo ajetreo, cómo podía negarme. Al primer sorbo, sentí que era como un soplo de aire puro. Dormí como un bebé esa noche, sin saber que el verdadero secreto estaba en la combinación de las hierbas.
La conexión cultural a través de las bebidas
Al final del día, las bebidas típicas de San Agustín de las Juntas no son solo eso, son un viaje hacia la conexión cultural. Cada sorbo, cada bocado, nos acerca a un pueblo lleno de historias, donde la tradición y la modernidad se entrelazan como un par de amigos que se reencuentran después de años. Por supuesto, al hacer este recorrido, me he dado cuenta de que muchos de esos momentos quedan grabados en mi memoria, y son esas memorias las que me acompañan en los días grises y fríos.
En cada taza de café de olla, en cada botella de mezcal que descorchamos, hay una historia que merece ser contada. Así que, la próxima vez que estés en San Agustín de las Juntas, haz un alto y deja que estas bebidas te revelen todos sus secretos. ¿Te atreves a dejar que tu paladar cuente sus propias historias?
Delicias que invitan a explorar más
Te invito a que experimentes la increíble variedad de sabores y texturas que tiene que ofrecer San Agustín. Ya sea que estés en busca de una charla amena o de un sabor que despierte algún recuerdo, hay algo aquí para ti. Así que, ¿qué esperas para hacer la maleta y vivirlo?
Un epílogo digno de brindis
Me atrevería a decir que las bebidas típicas de San Agustín de las Juntas son una. La próxima vez que te invites a un trago, recuerda que no solo te estás dando un gusto, sino que también estás celebrando la cultura, las tradiciones y a la gente que, con cada sorbo, te hace sentir en casa, incluso cuando estés lejos de ella.
Lo que quisieras saber
¿Qué otras bebidas son típicas en San Agustín de las Juntas?
Además del mezcal y café de olla, puedes disfrutar de diversas infusiones de hierbas, pulque e incluso agua de frutas, que son un deleite refrescante para el paladar.
¿Dónde puedo aprender a hacer café de olla?
Es tan sencillo como preguntar a cualquier abuela del pueblo. La receta es un arte que se pasa de generación en generación, ¡y seguro te darán un toque mágico que no encontrarás en los libros!
¿Los sabores son diferentes en cada región de Oaxaca?
Sin duda, cada región tiene su propio sello. Desde el mezcal hasta las diferentes preparaciones culinarias, hay una diversidad que hace que cada lugar sea único.